viernes, septiembre 10, 2010


Caravana a Cruztón



Verano 2007
La Caravana
Todas y todos los caravaneros viajamos muchas horas de camino, de avión, de autobús, de redila o hicimos largas caminatas para llegar a nuestro destino. Todos y todas con una idea clara en la mente, y en los corazones, de lo que se venía a hacer: mostrar nuestro apoyo y solidaridad ante la represión que están viviendo nuestros hermanos y hermanas indígenas zapatistas así como nuestro respeto por su ardua lucha en la construcción de su autonomía.
Aunque siempre hay excepciones con especimenes que escapan al escrutinio de los avales, el trabajo de la mayoría siempre sobrepasa cualquier descoordinación, intento de turismo revolucionario o “ataques del mal de selva” que es una especie de locura que saca lo peor de las personas al verse lejanos a sus contextos de cómoda urbanidad, mal poco común entre los caravaneros, pero que nunca falta… según cuentan los compas.
Las horas de camino bajo el sol, son nada, comparado con los siglos de generaciones indígenas que viven bajo el sol su día a día. Sin embargo algo ardía, no sólo en nuestras frentes, sino en nuestros corazones…se notaba en nuestros ojos, reflejados en los ojos del otro, algo salía por nuestros poros, se notaba en el ánimo, en la expectativa… y con paciencia salomónica aguardábamos, con canciones y buen humor, nuestro destino.
La Bienvenida
La paciencia tuvo su recompensa, pues desde la entrada a Cruztón, hombres, mujeres, niños y niñas de la comunidad, acompañaron corriendo el paso de la redila y con consignas de apoyo a La Otra Campaña, nos dieron la bienvenida. Los corazones empezaron a latir fuerte, cada vez con más fuerza….pero finalmente estalló cuando todos lo niños y niñas de Cruztón entonaron el Himno Zapatista. Las lágrimas discretas de uno que otro caravanero no pudo ocultarse ante magnánimo recibimiento.
La bienvenida cerró la tarde con un banquete de tamales de fríjol, de chipil y atole agrio, que en compañía de la comunidad coronaron la velada en un franco ambiente de solidaridad, alegría, fraternidad y agradecimiento mutuo.
Los Testimonios
Al día siguiente, ya habiendo acordado cuestiones logísticas y las actividades de la semana, teníamos el gran compromiso de escuchar y registrar los testimonios de las compañeras y compañeros de la comunidad de Cruztón, respecto a las agresiones que han estado viviendo por parte del gobierno estatal, principalmente, en últimas fechas.
Para comenzar los compas nos contaron un poco de la historia de su comunidad, una historia de esclavitud y de explotación que aún lastima la memoria de algunos de sus pobladores. Una historia que ha marcado su presente y que se encuentra plasmada en un hermoso mural en la pared principal de la escuela.
Cuentan los compas que en la época de sus abuelos, tenían que llevar cargando entre dos, un pesado tronco que tenía amarrado un hilo o cuerda, el cual medía las cuantiosas hectáreas del finquero. Cuentan también que trabajaban jornadas de 15 horas, las cuales eran pagadas con centavos y tenían que viajar, caminando, a San Cristóbal de las Casas, para recibir el ínfimo pago. Sólo para precisar, a la caravana le tomó 3 horas hacer el mismo recorrido en camión.
Los compas que trabajan en la zona, nos dicen que las fincas o construcciones que dejaron los finqueros en sus tierras, no son retomados por las comunidades indígenas para su provecho, a la fecha desconocemos la razón, pero podemos imaginarla en base a estos testimonios. También nos dicen que hay algunos abuelitos que todavía temen a los perros, pues era costumbre del finquero aventárselos para ir a buscarlos.
El trato paternal y explotador del finquero, terminó cuando éste, a punto de fenecer, heredó parte de la tierra a sus legítimos habitantes, y desde entonces, los compas de Cruztón tienen el dominio legal y por derecho propio de su territorio.
En la actualidad ya han sido 3 las incursiones de la Policía Estatal Preventiva (PEP) en la comunidad, la más reciente el 22 de julio 2008. Como resultado de estas incursiones hubo detenciones ilegales, irrupciones violentas en domicilios sin orden de cateo, miembros de la comunidad y acompañantes solidarios heridos, así como amenazas a mujeres y niños de la comunidad. (Tomado del Informe Cruztón. Caravana Nacional e Internacional de Observación y Solidaridad con las comunidades Zapatistas de Chiapas).
Los Niños y Niñas de Cruztón
Como inquietud específica, el objetivo de visitar la comunidad de Cruztón era el de constatar, y de algún modo, ayudar a superar las afectaciones que habían tenido los niños y niñas de esta comunidad, debido a las agresiones que ya mencionamos anteriormente, y sobre todo por el caso de la contaminación del agua del río o manantial que es utilizado para el consumo de la comunidad.
Al respecto, la comunidad confirmó la epidemia de infecciones gastrointestinales que padecieron los niños y niñas de Cruztón y que de acuerdo al diagnóstico médico arrojado, la causa fue el consumo de agua contaminada con heces fecales y otras substancias de las cuales no se tiene conocimiento preciso.
Los niños y niñas presentaron mucho dolor de estómago, diarrea y fiebre que tuvieron que ser controladas médicamente y los gastos cubiertos por las propias familias de la comunidad. Pues a pesar de haber sido un ataque a mal salva por parte del gobierno Estatal, los compas tuvieron que pagar, de su propio bolsillo, el servicio médico que necesitaron en ese momento de urgencia.
Cuando la caravana llegó a Cruztón, los niños y niñas ya habían superado en gran medida su enfermedad, no obstante, en sus mentes y corazones persiste el temor de que vuelvan a entrar policías a sus casas, a sus tierras, con gritos, golpes y amenazas y llevarse a sus padres.
Los niños y niñas de Cruztón no son muy diferentes de otros niños y niñas en cuanto a su alegría, su facilidad para darse, para abrazar, para agarrar confianza, para derrochar energía, para enojarse. Son imparables, incansables, juguetones, curiosos, respetuosos, unos son excelentes jugadores de fútbol y otros tremendos bailarines que sin pensarlo dos veces, empiezan a cotonear las caderas ante cualquier rítmico sonido. Lo único que los diferencia de otros niños y niñas, al igual que los niños y niñas zapatistas, supongo, debe ser su contexto, su enseñanza, su historia.
La historia que está detrás de los niños y niñas zapatistas, es esa misma historia que comparten todos los pueblos indígenas de América, esa historia llena de ignominia y esclavitud. Pero para fortuna de los niños y niñas zapatistas, un día primero de enero de 1994 la historia, su historia, cambió radicalmente.
Creo que es el peso de esa historia y su presente construido día con día a partir de ese 1º de enero, lo que hace a los niños y niñas zapatistas diferentes, pues ellos y ellas reciben todos los días las enseñanzas, la palabra, de sus padres y sus abuelos.
Muchos niños y niñas zapatistas, ahora jóvenes, vivieron en carne propia la explotación o la vieron y vivieron muy de cerca con sus padres y abuelos. Ahora esas historias se relatan a las nuevas generaciones para que no la olviden.
Los niños y niñas zapatistas viven el cambio por el cual lucharon ellos mismos y sus padres. Si los niños preguntan por qué no reciben ayuda del gobierno, se les explica por qué, se les explica por qué no pueden andar solos en los caminos, se les cuenta por qué se levantaron en armas en el 94, se les platica cómo vivían sus abuelos y por qué esa época no es buena. Observan, viven y ayudan a construir el hospital, la escuela, los murales, la cocina comunitaria, la obra de teatro, sus padres ya no andan “bolos” y las mujeres hacen cosas que antes no podían o no les estaba permitido. Pues todo lo que se hace, Se Es en el Zapatismo.
Los niños y niñas zapatistas, al igual que los adultos, también viven la represión, vieron cómo asesinaron a sus padres, o familiares, cómo se los llevaron encarcelados, son testigos de cómo entra la policía despojarlos de sus tierras. Todo eso lo saben, lo viven, lo escuchan, y si no entienden algo, siempre habrá alguien que les explique el por qué de las cosas, por qué son reprimidos o el por qué de la lucha.
Es por eso que los niños y niñas zapatistas son parte de su propia historia en los hechos, y en los mismos términos que los adultos, con el mismo derecho de construir su propia historia, en la medida de sus posibilidades y correspondiendo a su momento etáreo.
Por eso si habla un niño zapatista, hablará su historia, la palabra de sus padres, de sus abuelos, de la comunidad de la identidad heredada generación tras generación. Palabra que al vivirla día con día la hacen suya.
Qué enseñamos a los niños y niñas en las ciudades: a competir, a consumir, a ser egoístas, a maltratar la tierra, a permitir que les enseñen una historia ajena de falsos héroes. ¿Estará ahí la diferencia?
El monigote de los derechos
A las 4 de la tarde era la cita para trabajar con los niñ@s, sin embargo un grupo de tres pequeños hermanos ya estaba desde las 12 del día pidiendo que fuera el taller, pues en la tarde irían al catecismo. Finalmente, los 3 hermanos igual llegaron a la hora de la cita para el taller, al parecer finalmente no fueron al catecismo….
Como el radiante sol hacía imposible el trabajo en la cancha, tuvimos que trasladarnos al auditorio de la comunidad y como el acopio donde venía el material se quedó en Huitepec, tuvimos que improvisar con algunos materiales.
Con alrededor de 25 pequeños torbellinos, se les pidió a dos de ellos (un niño y una niña), se recostaran en el piso para dibujar su silueta. La circunstancia generó muchas risas y burlas hacia los valientes voluntarios, pero sobre todo expectativa al vislumbrar unas siluetas que nada les decía. La consigna fue la siguiente:
- “Este nuevo niño y esta nueva niña (las siluetas) están incompletos, no tienen nada, están vacíos. La tarea consiste en dibujarles a estos nuevos niños todo lo que necesitan para vivir felices. Lo que necesiten que vaya dentro del cuerpo lo dibujan dentro de la silueta, lo que necesiten y esté fuera del cuerpo, lo dibujan fuera de la silueta”.
De esta manera los dos grupos (uno de niños y otro de niñas por supuesto), se dio a la tarea de dibujar, con los pocos gises de colores que encontramos en la escuela, los ojos, la boca, los dientes, la nariz, las orejas, el vestido, el pelo, las cejas, las pestañas, los pantalones, la playera, los zapatos, el corazón, el pulmón, las tripas, los huesos….tanto del nuevo niño como de la nueva niña.
- “¡Pero también hay cosas que necesitamos y están afuera!”
- “¡Ahh, si es cierto!”
Y empezaron a aparecer líneas azules que asemejaban el aire, el agua, dibujaron un plato de sopa, de frijoles, tortillas, árboles, ríos, montañas, caballos, perros, gatos, culebras, arañas, conejos, cochinos, también aparecieron las primeras casas, una que otra bicicleta, y hasta un auto convertible.
- “¿Y ustedes viven solos?”
- ¡Ahh, si es cierto….!
Y fue así como aparecieron mamás y papás, hermanos, tíos y tías, amiguitos y amiguitas.
- “¿Y qué hacen en las mañanas?”
Ahora aparecieron escuelas, libros y cuadernos lápices, y hasta un campo de maíz y machetes. También había hospitales, bibliotecas, y toda una gama de cosas inimaginables que sólo se vieron limitadas por falta de espacio y por falta de gises de colores. Todo eso necesitan los niños y niñas de Cruztón para ser felices.
- “¿Qué hace infelices a los niños y niñas de Cruztón?”
- “Que entren los policías a llevarse a mi papá”
La respuesta fue unánime.

1 comentario:

Angelica dijo...
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